miércoles, 21 de enero de 2009

Los Otelo, los Yago y los Casio contemporáneos


El pasado sábado fui al teatro El Nacional de Buenos Aires a ver una obra espectacular: Otelo, de William Shakespeare. En esta oportunidad, un musical.

Esta fue una versión libre en donde se agregaron algunos personajes y escenas que para nada desmerecieron la puesta en escena y me ayudaron a pensar en un paralelo entre las identidades e idiosincrasias de los personajes del siglo XVI, que estoy seguro Shakespeare pudo inspirarse en seres que realmente existieron; y personas que nos acompañan hoy en día, en nuestra era, deambulando como seres extraños que esperan ser incentivados a descargar toda esa personalidad interna.


Comencemos por Otelo:

Fuera de su descendencia mora y piel oscura, Otelo representa a las personas que quedan sordos, ciegos y mudos porque los atrapan los celos. Es una persona con muchas capacidades, pero ensombrecida por sus inseguridades y falta de convicción. Es una persona que no se da cuenta de las cosas por sí sola, entonces la gente al percatarse de esa incapacidad puede hacer con él, lo que quiera. No confía en su intuición y se deja llevar por las primeras observaciones sin llegar a un pensamiento profundo de las cosas, llegando a reaccionar sin raciocinio y de forma bruta. Él ve lo que quiere ver y no lo que es real, por ende, es fácil de engañar. Yo creo haber sido un Otelo alguna vez en mi vida. Seguramente, usted amigo lector, ya está pensando en alguna persona conocida o en usted misma, no se amilane, los Otelo no son los peores, además, son corregibles si no eres tan testarudo.



Los Yago:

Los Yago, ¡que miedo! Son las personas que nunca quisieras toparte en la vida. Manipuladores eternos. Son aquellas personas que no tienen escrúpulos y son capaces de todo, absolutamente todo, para conseguir lo que ellos quieren: fingir, engañar, callar, hablar, simular, amar, odiar, matar, etc. Son personas maquiavélicas y calculadoras; pueden simular ser unas santas palomas y así tenerte en su limbo durante mucho tiempo o inclusive para siempre, sin que conozcas realmente su naturaleza; puedes confiar en ellos, porque se hacen de confiar y pueden hablar maravillas de ti y tu creer que es una persona increíble, que te ayudan a lograr cosas espectaculares y cuando estas allí, arriba, donde ellos mismos te ayudaron a llegar, te empujan al vacío. 

Hace unos meses, en mi departamento en San Isidro, en Lima, llegó un grupo de amigas de visita. Yo me encontraba en mi habitación y desde allí podía escuchar su conversación. Hablaban de típicas cosas de mujeres, yo no estaba presente, así que creo asumían que yo no escuchaba, y realmente no lo estaba haciendo, estaba en otra. Empero, lo que escuché es una cosa que no se me va a olvidar jamás y representa muy bien a los Yago. E aquí la historia:

Una de ellas contaba que su prima engañaba desde hace mucho tiempo a su esposo y había resultado embarazada de esa relación extramatrimonial (ya se irán imaginando que sigue) y que había decidido decirle a su esposo que el hijo era suyo.

Se imaginan toda una vida a él amando un hijo que no es suyo, ¿y si algún día se enterara de la verdad? Algunas personas me podrán reprochar que es una Yago por necesidad, ¡por favor!. 

Y cuando entre a la sala, anonadado de lo que escuché para pedir una explicación, una de ellas, muy campante y con conchudez me dijo: Ay, por favor Jean Paul, eso siempre pasa - ¡Estaba rodeado de Yagos! – o cuando fingimos estar embarazadas para amarrar al pata, o el embarazo a propósito…

Ok, eso es un casa femenino, caso que me ha llevado a desconfiar totalmente de las mujeres y he ganado un terrible temor hacia ellas, ¿acaso eso me llevará a ser un Yago? ¿Y si todos somos Yago?

Pero la finalidad del Yago es mucho más transcendente, son amantes del poder en todas sus formas y los puedes encontrar en todas partes y ámbitos. Entre tus amigos, de todas maneras hay un Yago.



Los Casio:

Hay que crearles un altar a los Casio, porque no existen. Son aquellas personas altruistas y amantes del amor en todas sus formas. Fieles, leales y capaces de renunciar a su amor por cumplir una palabra. Seres iluminados de relatos extraordinarios y fantásticos. Amigos inquebrantables y socios cómplices sin malicia. Les puedes dañar y traicionar millones de veces y siempre te perdonarán, porque para ellos, tu amor vale más que todo lo existente. Consejeros fieles sin conveniencia y en los primeros en quienes sospechas. Los Casio, ya no existen.




Este es un tema que canta el personaje de Yago en el segundo acto, cuando trama su venganza final contra Otelo.






Ahí te ves…

1 comentario:

  1. jajajaaja...me suena a una de las tantas conversaciones que tuvimos tratando de clasificar a las personas y agruparlas para luego burlarnos de su ingenuidad de pensar que jamas nadie se daría cuenta de su naturaleza. Definitivamente tienes razón tu eres un Yago en potencia, pero un Yago bonachón y buena gente. Eres como el gigante que escondió su corazón en un huevo, solo es necesario encontrar ese huevo y estrujarlo un poquito para que el gigante se de cuenta de cómo el dolor nos puede cambiar. Yo encontré tu corazón Jean Paul y me da mucha felicidad que seamos los amigos que somos! Tú y yo estamos juntos en una tarea super hermoza...hacer de Adrián un Casio...porque aunque no lo creas aún existen....

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